La electricidad llega al coche mediante dos rieles de metal insertados en la pista y que es captada mediante dos trencillas metálicas, generalmente de cobre. Las trencillas van montadas en un soporte fijo, pivotante o direccionable llamado guía. El voltaje de los rieles se varía desde un mando controlador, que funciona con un reostato. Esa tensión procede de un transformador externo a la pista.
Actualmente se equipan los coches con imanes para ayudar a tenerlos sujetos al riel y aumentar su velocidad en las curvas. Los entusiastas prefieren suprimirlo para una mayor diversión, debido a que permite un mayor control humano sobre el coche y hace posibles bonitos derrapes.
Hoy en día, en España muy pocas competiciones permiten el uso de imanes, y la mayoría de las que lo hacen, sólo lo autorizan en categorías infantiles.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario